Ansiedad: crisis de pánico-angustia
Lo primero para el manejo de la situación, es saber que esta dificultad es algo que se puede manejar y mejorar con el apoyo profesional indicado.
La crisis siendo una activación sensorial rápida que invade la vida de quien la sufre y que poco a poco comienza a limitarlo en su actuar cotidiano, hoy por hoy se ha convertido en un problema masivo y afecta a muchas personas como consecuencia del estrés o del ritmo de vida acelerado de las sociedades urbanas. Puede surgir al cruzar la calle, en el metro, o desaparecer en unos minutos, presentándose incluso, en ocasiones o circunstancias a través de sensaciones de rechazo a las personas o a lugares (con agorafobia o sin agorafobia).
En el caso de la ansiedad (del latín anxietas, 'angustia, aflicción') es una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas o imágenes que impiden que la persona se exprese, trabaje o se sienta libre, incluso, uno de los lados más extremos que puede experimentar la persona al vivir esta agobiante sensación, es la tendencia a encerrarse poco a poco, se niegue a viajar, estar en espacios públicos, o tenga que estar siempre en compañía de alguien para enfrentar lugares con alta concentración de personas.
Si bien los cuadros de crisis de pánico y angustia tienden a confundirse, la diferencia entre ellos dependen principalmente de la frecuencia. En el caso de la crisis de angustia cuando se repite de manera habitual, puede derivar directamente a una crisis de pánico. Por eso la primera entrevista con el apoyo del profesional adecuado es clave para determinar y precisar de qué tipo se trata.
En algunos casos, las personas llegan a servicios de urgencia por esta activación que involucra el temor a sufrir ataques y el temor a morir. Sensaciones o estados emocionales normales ante determinadas situaciones que se constituyen como una respuesta habitual en diferentes situaciones cotidianas de gran estrés.
De acuerdo al diagnóstico de los episodios y lo que se precise en la primera entrevista, la intervención indicada debe realizarse con terapia psicológica y psiquiátrica, quien con esquemas farmacológicos, limitara los síntomas y estructurará estrategias para superar las crisis. Incluso no se descarta que en muchas ocasiones estas intervenciones se complementen con manejo de psicología-conductual, que permitirá al mismo tiempo desarrollar estrategias para enfrentar los cuadros que pueden generar miedo en el paciente.
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